miércoles, 20 de febrero de 2008

Entonces

No hay duda de que el sexo es la fuerza responsable de la perpetuación de la raza humana. Si no existiese, la vida desaparecería en pocas décadas, lo que tal vez no fuese mala idea. Creo, sin embargo, que el verdadero amor aparece sólo cuando se han amortiguado las primeras llamaradas de pasión y quedan sólo las ascuas. Este es el verdadero amor, que guarda sólo una relación remota con el sexo. Sus partes integrantes son la paciencia, el perdón, la comprensión mutua y una larga tolerancia hacia los defectos ajenos. Creo que esta es una base mucho más firme para la perpetuación de un matrimonio feliz. Pero ¿por qué he de divagar acerca de esto? Pongámoslo todo en manos del maestro, G.B.S. (Shaw para tí), a quien cito: "Cuando dos personas están bajo la influencia de la más violenta, la más insana, la más ilusoria y la más fugaz de las pasiones, se les pide que juren que permanecerán continuamente en esa condición excitada, anormal y hasta agotadora, hasta que la muerte los separe".

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